martes, 2 de noviembre de 2010

El grito de los últimos

En el momento de partir, hubo un grito que nos llamó la atención.
¡A dejar todo! ¡A revisar el lugar! - dijo nuestro jefe. Todos empezamos a revisar la fábrica. Nada se veía. Ese grito había sido ensordecedor, y fue emitido con tal fuerza, que nos dio escalofríos a todos, pero nadie se atrevió a opinar en frente del jefe. El jefe es una de esas personas a las que no puedes decirle muchas cosas sin que te mire de mala manera. Pero volvamos al tema. Estábamos buscando al emisor del grito; el jefe nos miraba de manera amenazadora y yo sentía una intimidación insoportable. Mis compañeros no se lo tomaban tan a la tremenda (creo yo), pero yo siempre fui una persona muy sensible, y todo lo tomaba en serio.
Francisco y yo estábamos buscando en el "Área R" de la fábrica, cuando escuchamos nuevamente un grito aún peor que el anterior.
¿Pero, qué ha pasado? gritó el jefe. ¡Sigan buscando a la persona que provoca mi enojo! ¡Encuentren al gritón!

Aún ahora no lo encontramos. Siempre recuerdo ese momento.

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